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Finn y los Fiana

Finn mac Cumaill es la figura central de una rama de la tradición irlandesa, que comprende tanto relatos en prosa como poemas, conocida bajo el nombre de fianaigecht, el relato de los fiana - un fian es una banda vagabunda de jóvenes combatientes y cazadores (los Fenianos)-. A esta parte de la literatura se la denomina también el ciclo feniano (fian) u osiánico. Ossian es la forma escocesa del nombre del hijo de Finn, Oisín, el poeta al que se le atribuyen la mayoría de los poemas conservados: poemas que habitualmente tratan de la felicidad que se experimenta a la vista de la regiones salvajes del país y de las costas escarpadas.

Se dice que cuando Feradach Fechtnach, rey de Irlanda, murió, sus dos hijos, Tuathal y Fiacha, se dividieron Irlanda de tal modo que el primero recibió sus riquezas y sus tesoros, su ganado y sus fortalezas, y el segundo sus acantilados y sus estuarios, sus cosechas y el producto del mar, sus salmones y su caza. Al enterarse de esta repartición, prosigue la historia, los nobles de la Irlanda cristiana no pudieron por menos que considerarla terriblemente injusta. Cuando Oisín les preguntó cuál de las dos porciones habrían escogido ellos, respondieron: "Sus festines, sus moradas y todas sus cosas buenas". Ante esa respuesta, Caílte, el jefe de los fiana, repuso que la parte que ellos consideraban la peor era aquella que "nosotros mismos preferiríamos". Tuathal se convirtió en rey y Fiacha, que había escogido los ríos, los terrenos sin cultivas, las soledades salvajes, los bosques, los precipicios y los estuarios, unió su destino al de los fiana. No obstante, a la muerte de su hermano, le sucedió en el trono.
La sociedad fian era una institución reconocida en las leyes de la antigua Irlanda. En los relatos aparecen con detalle las condiciones del servicio. Si sus garantías eran violadas, los fiana no debían aceptar ninguna compensación material. Éstos tampoco debían negar a nadie alimentos ni cualquier otra cosa de valor. Aunque estuviesen solos, se suponía que no debían huir ni aun cuando se hallasen frente a nueve adversarios: estas condiciones reflejan las "tres funciones". Tras renunciar a la protección de sus parientes y de su pueblo, que ya no será responsable de sus hechos y de sus fechorías, el candidato a un fian debe ser antes que nada un poeta familiarizado con los doce libros de poesía (función I); a continuación, metido en un agujero hasta la cintura, debe defenderse con un escudo y una pequeña vara de avellano (y no resultar herido) del ataque simultáneo de nueve guerreros armados con nueve jabalinas (función II); y en tercer lugar, perseguido a través de los bosques de Irlanda por otros que intenten herirlo, y con una distancia entre ellos al partir equivalente tan sólo a una rama de un árbol del bosque, no debe dejarse coger, sus armas no deben temblar en su mano, no se debe mover un solo pelo de sus cabellos cuidadosamente peinados, ni una sola rama muerte debe crujir bajo sus pies; tiene que saltar una valla tan alta como su frente y pasar por debajo de otra que le llega a la altura de las rodillas, y además debe ser capaz de sacarse una espina de un pie sin ralentizar por ello su marcha (función III). De modo que el fian era "un cuerpo de elite, compuesto por apuestos jóvenes". De acuerdo con Céitinn (Keating), quien escribió en el siglo XVII, se esperaba de ellos que hiciesen reinar el orden en el país y, además, ninguna muchacha podía ser dada en matrimonio si no le había sido ofrecida antes a alguno de esos hombres.
En el Táin Bó Cuailnge encontramos la historia de los druidas-arpistas que son transformados en ciervos - una forma que con frecuencia asumen los videntes del brahmanismo. El nombre del poeta Oisín y quizá también el de su hijo Óscar derivan de os, "un ciervo", y además de ser un guerrero (función II) y un cazador (función III), Finn es un mago dotado de doble visión (función I). Los héroes fenianos, cuyas madres, según se dice, pertenecen al pueblo de los Tuatha Dé Danann, aparecen constantemente en relación, hostil o no, con los habitantes de las moradas mágicas (síde) de las colinas y los promontorios. Finn era el nieto o el bisnieto de Nuadu, lo que parece situarlo en una relación de parentesco cercano con el Gwynn ap Nudd es un "guerrero-cazador-vidente" y rey de Annwfn, una región parecida a la síd de la tradición irlandesa. La repartición de Irlanda entre los hijos del rey Feradach no deja de recordar la repartición que llevaron a cabo los hijos de Mílid y los Tuatha Dé Danann, así como la de Éremon y Éber (cf. Mílid). Las aventuras de los fiana se sitúan la mayoría de las veces en la mitad sur de Irlanda; la plaza fuerte de Finn se encuentra en Almu en Lagin (Leinster), y Goll, su rival, es el jefe del fian de Connacht (Connaught; fue para protegerse de sus enemigos para lo que Finn aprendió el arte de la poesía). Finn pasa por haber sido el capitán de los soldados del rey Cormac mac Airt, de su guardia, de sus mercenarios y de sus cazadores, cosa que recuerda el lugar del capitán de la guardia en la parte baja del vestíbulo del rey galés. A diferencia de los guerreros de Ulaid (Ulster), los fiana no combaten en carros, sino a pie, y la alegre camaradería que aparece en estos relatos resulta muy diferente a las duras e incesantes rivalidades que caracterizan a los héroes del Norte. De un modo parecido, el poder adivinatorio de Finn, la iluminación que le llega cuando muerde su pulgar, resultan de un nivel más bajo y más humano que la magia de los Tuatha Dé Danann. Es en esta rama de la tradición donde encontramos los más calurosos sentimientos de humanidad, así como una tierna nostalgia por los tiempos pasados y por una vida activa y feliz en compañía de seres de igual carácter. En ellos se pone también de relieve la generosidad sin límites de Finn - la virtud esencial de la "tercera función".
Aunque sabemos que algunos de los relatos de los fiana existían ya desde el siglo VIII, éstos ocupan no obstante poco espacio en el reperterio de los poetas eruditos tal y como los describen los manuscritos. Habrá que esperar hasta finales del siglo XII para que el texto extenso Accallam na Senórach ("el coloquio de los Antiguos") sea recogido y para que este aspecto de la herencia tradicional pase a ocupar un primer plano. Éste fue también el período de la difusión de la literatura artúrica en Europa, y existen numerosas afinidades entre la leyenda de Finn y la de Arturo (cf. Arturo). Quizá la más conocida de las historias de los fiana sea la de la fuga de Diarmait y Gráinne, que recuerda la historia de Tristán e Iseo en la tradición artúrica. Si bien esta historia es en esencia la misma que la de Noísiu y Derdriu en la tradición de Ulaid, es el relato de los fiana el que ha ocupado el primer lugar en la imaginación popular.

Diccionario de las mitologías y de las religiones de las sociedades tradicionales y del mundo antiguo
Bajo la dirección de Yves Bonnefoy


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