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Mostrando entradas de 2017

Faunus y Lupercalia

El nombre Faunus se presta a discusión. Los antiguos lo explican a través del verbo fauere ("favorecer"), etimología que a los modernos estudiosos les ha parecido "popular". El intento de Von Blumenthal de interpretar el nombre por referencia a thaunon-thêrion, dándole el sentido de "lobo", ha sido recogido por otros eruditos, que se sirven del sentido de la raíz dhau- ("estrangular"): Faunus sería el "estrangulador". Pero esta interpretación tuvo que afrontar otras objeciones (este sentido del tema únicamente está atestiguado en el ámbito frigio); hasta el punto de que la antigua explicación encontró de nuevo un cierto favor, pero sin prejuzgar el significado último que debe acordarse a Faunus: ¿Calificativo positivo o expresión eufemística?    Esta incertidumbre se debe también al hecho de que la asociación de Faunus con el culto de las Lupercalia, que es sin duda el más arcaico de Roma, es, sin duda relativamente reciente. La de

Helena. Su culto y la iniciación tribal femenina en Grecia

Son escasos los pueblos que, a falta de un sistema escolar como el occidental, no hayan conocido o no conozcan la institución de la iniciación tribal. Aunque no poseían ningún término específico para designarla, los griegos no fueron una excepción a esta regla y desde comienzos de este siglo, muchos historiadores de las religiones han podido reconocer en determinados rituales ejecutados por los adolescentes helenos unos ritos de carácter tipicamente iniciático. Lejos de perdurar en un estado de simple supervivencia, los ritos griegos de iniciación tribal poseían el peso político y religioso que estos ritos tienen en las actuales sociedades de estructura tribal; su declibe, a partir del siglo V, sólo se debió a la difusión progresiva del sistema escolar ateniense, difusión que, a su vez, estuvo determinada por los profundos cambios políticos y económicos que sufrió la ciudad griega en las épocas clásica y helenística. El fenómeno institucional de la iniciación tribal g

La mitología gitana - ritos mágicos y femineidad

Los gitanos creen en una multitud de seres sobrenaturales, buenos o malos espíritus, que ejercen su influencia a lo largo de toda su existencia. Esta creencia aparece en numerosos relatos y ritos mágicos. La importancia de esos numerosos espíritus nos podría llevar a admitir una forma de politeísmo entre los gitanos. La adopción por parte de los gitanos de una religión monoteísta oficial (cristianismo o Islam) les impedía ver en esos espíritus "dioses" en el sentido clásico; pero no por ello dejan de participar en el absoluto de lo divino, puesto que condicionan la existencia de los mortales. Por otro lado, su carácter funcional explica su multiplicidad. La aculturación general de los gitanos actuales hace que resulte difícil determinar los orígenes de estas creencias míticas, especie de estratos de una conciencia religiosa "sedimentada", en la que pueden disntiguirse restos de influencias de las diversas poblaciones junto a las que los gitanos se han establecido en

Germanos y nórdicos. Los elementos de lo sagrado

El estudio de las mitologías germana y nórdica presenta antes que nada graves dificultades sobre todo a los documentos con los que contamos para intentar conocerlas: o bien son de carácter arqueológico y, como tales, raras veces permiten certezas absolutas; o bien son de naturaleza literaria (runas, poemas édicos y escáldicos, testimonios de observadores no germánicos, más tarde las sagas islandesas) y, en ese caso, presentan importantes problemas de interpretación o de desciframiento. Por poner tan sólo algunos ejemplos, las runas son antiguas y hacen su aparición hacia el siglo III de nuestra era, pero los especialistas todavía se preguntan acerca de su significado; nuestras dos fuentes principales, complementarias por otra parte, la Edda poética y la Edda de Snorri Sturluson, fueron compuestas, en la forma en que las conocemos, en el siglo XIII por literarios formados en la cultura cristiana quienes, con frecuencia, ya no entendían (y, en cualquier caso, ya no vivían) aquello de lo

Cernunnos, el Dios con cornamenta de ciervo

Dios galo y sin duda céltico en un sentido más amplio, cuyo nombre es conocido gracias a un panel del pilar dedicado a Júpiter por los Nautae Parisiaci, los marineros de la ciudad de los Parisii de Lutecia, en tiempos de Tiberio. La inscripción consiste tan sólo en el nombre, por encima del bajorrelieve que representa la parte superior de un dios, mientras que el bloque donde aparecía el resto no se ha conservado. Por comparación con otras representaciones del mismo dios y los demás paneles del pilar en los que aparecen otras divinidades de pie, éste no podía estar más que sentado con las piernas cruzadas. Aparece vestido con una túnica sin mangas que deja al descubierto el hombro derecho, y lleva al cuello un collar de cuentas. Su cabeza, bastante grande y, según parece, calva y con la frente arrugada, tiene orejas y cuernos de ciervo, además de orejas humanas. De cada cuerno cuelga un collar de cuentas.    El nombre, que tiene amputada su primera letra debido a una rotura muy antigu

El Dios Pan Griego

Pan y el espacio pastoral El espacio pastoral puede ser considerado como un todo, como un conjunto más o menos homogéneo cuando es contemplado en oposición a la ciudad o al ámbito propiamente agrícola. Sin embargo, considerado en sí mismo, este espacio presenta, además de unos rasgos concretos que lo caracterizan de manera indiscutible, unos trazos menos nítidos, unas ambigüedades que a menudo difuminan la línea de demarcación que lo separa de otros espacios. Si la montaña (oros), con sus cumbres, sus valles, sus altiplanicies, sus pendientes arboledas, sus malezas o sus zarzales, forma parte inequívocamente del espacio pastoral; si la palabra eschatia, "extremidad, frontera, confines de un territorio", evoca en multitud de ocasiones un mraco natural que es apropiado para que pasten los rebaños, no ocurre lo mismo con otros términos del vocabulario pastoral. Incluso el término agros, palabra de resonancia especialmente pastoral, que designa un terreno ab