Ir al contenido principal

Cernunnos, el Dios con cornamenta de ciervo

Dios galo y sin duda céltico en un sentido más amplio, cuyo nombre es conocido gracias a un panel del pilar dedicado a Júpiter por los Nautae Parisiaci, los marineros de la ciudad de los Parisii de Lutecia, en tiempos de Tiberio. La inscripción consiste tan sólo en el nombre, por encima del bajorrelieve que representa la parte superior de un dios, mientras que el bloque donde aparecía el resto no se ha conservado. Por comparación con otras representaciones del mismo dios y los demás paneles del pilar en los que aparecen otras divinidades de pie, éste no podía estar más que sentado con las piernas cruzadas. Aparece vestido con una túnica sin mangas que deja al descubierto el hombro derecho, y lleva al cuello un collar de cuentas. Su cabeza, bastante grande y, según parece, calva y con la frente arrugada, tiene orejas y cuernos de ciervo, además de orejas humanas. De cada cuerno cuelga un collar de cuentas.
   El nombre, que tiene amputada su primera letra debido a una rotura muy antigua, está colocado de tal manera que no puede faltar más que una letra si admitimos que estaba centrado al igual que lo están los nombres de los demás dioses sobre los otros paneles. Desde que el bloque fuera descubierto en 1711, puesto que había sido reutilizado para un muro muy antiguo situado detrás del coro de NotreDame de París, se propuso la lectura Cernunnos, puesto que la primera parte de ese nombre parecía muy próxima a la palabra latina para "cuerno" y el aspecto del dios sugería esta proximidad. De hecho, se trata de una "cornamenta", no de cuernos, y si se utiliza esta última palabra es por comodidad. No obstante, la restitución de la c inicial está justificada a partir del irlandés, que designa con la palabra cern- la frente de las cabras y de los bóvidos jóvenes hinchada cuando comienzan a despuntar los cuernos y la cornamenta. De modo que "con la frente adornada por una cornamenta" podría ser la traducción de cernunnos, palabra cuya forma no se limita por completo a la lengua gala. En efecto, en la Dacia romana existe un (Iupiter) Cernenus, pero podría tratarse de un sobrenombre tópico (el lugar de procedencia, Verespatak, está cercano a Korna), en cuyo caso la hinchazón evocaría una elevación del terreno, puesto que no hay razón para atribuir al dios del cielo la misma particularidad que al dios céltico cuya naturaleza es esencialmente terrestre. En Francia existe también un curso de agua llamado Sanon (afluente del río Meurthe), nombre cuyas formas antiguas son Cernune, Cernone, Kernone (siglos VII-VIII), y sabemos que en la antigüedad los dioses ríos eran representados con cuernos. Por último, los Cerny, Cernay, proceden de Cerniacum.
   Un cierto número de representaciones pueden ser agrupadas bajo el nombre de Cernunnos, en razón de las características comunes que compartes con la de París. Las más antiguas son anteriores a la época romana y dan testimonio de la antigüedad del dios en el dominio celta: en los Alpes italianos, atravesados con frecuencia por los celtas, en Val Camonica, un grabado rupestre fechado en el siglo IV aC. representa un gran personaje con cornamenta, itifálico y acompañado por un hombre pequeño; en la mano derecha lleva un collar, en la izquierda, según parece, una serpiente cornuda. En España, en el país de los celtíberos, en un fragmento de cerámica pintada, encontrado en Numancia y fechable de aproximadamente mediados del siglo II aC., puede verse la parte superior del cuerpo de un hombre tocado con la misma cornamenta. Posterior a él, puesto que data de la primera mitad del siglo I aC., es el vaso de plata dorada hallado en Gundestrup (Dinamarca), en uno de cuyos paneles interiores puede verse al dios en una postura ligeramente más relajada que la de las piernas cruzadas. Lleva un collar al cuello, sostiene otro en la mano derecha y, con la izquierda, sujeta fuertemente una larga serpiente con la cabeza de carnero. A su derecha hay un gran ciervo y, alrededor, dos toros, dos leones, dos lobos (según parece), así como un hombre pequeño a lomos de un delfín. De modo que el dios es representado como señor de los bosques, de las fieras, del ganado e incluso de la fauna marina; como servidor tiene a un ser mixto imaginario, particularmente ctónico: una poderosa serpiente, dotada además de cuernos de carnero. El carácter en parte oriental de la rica iconografía del vaso, cuyo origen podríamos buscar en la región del mar Negro, explicaría la presencia de los leones.

El dios con la cornamenta de ciervo y la serpiente con cabeza de carnero. Placa del vaso de plata dorada hallado en Gundestrup. Copenhague, Nationalmuseet.


 
Las representaciones de la época romana en la Galia confirman el papel de este dios de los bosques de la Europa interior, señor de los cuadrúpedos y del ganado (aunque no de los caballos). A veces (como en Autun) lleva dos serpientes cornudas a las que parece que esté alimentando, en otras ocasiones (en Reims, por ejemplo) lleva un gran saco del que salen un montón de monedas o quizá de granos, con un cierno y un toro a uno y otro lado, mientras que en el frontón de la estela aparece una rata; algunas veces, sobre las rodillas divinas hay también un cesto lleno de viandas o bien una torta. El dios puede tener también tres caras al mismo tiempo: se trata de un medio para incrementar aún más el poder de este señor de los tesoros de la tierra, que a su vez también es rico en pesados collares -de oro, evidentemente- que lleva colgados del cuello, de sus cuernos o en la mano.
   Del ciervo posee la fuerza combativa y el poder sexual, el oído fino, la agilidad, la renovación anual y en cierto modo perpetua de esa arma natural que es la cornamenta y finalmente, la fuerza de la longevidad.


 A la derecha, el dios con la cornamenta de ciervo y tres caras. Estela de las tres divinidades, hallado en Bolards, Nuits-Saint-Georges (Côte-d'Or).


  Tiene compañeros. Además de la serpiente con cabeza de carnero están el pequeño hombre con los brazos levantados de Val Camonica y varias diosas junto a las que aparece en los bajorrelieves votivos, como la diosa que lleva el cuerno de la abundancia, por ejemplo. No tiene ningún compañero fijo ni tampoco ninguna compañera tradicional. Cernunnos está asociado a otras dos divinidades (sin que en justicia podamos hablar de una tríada) en los Bolards, cerca de Nuits-Saint-Georges (Côte-d'Or). Se trata de dos diosas con el cuerno de la abundancia, una de las cuales, coronada de torres, presenta genitales masculinos; por debajo, a uno y a otro lado de un árbol se ve un toro, un perro, un cerdo o jabalí, un ciervo o quizás un erizo. El ganado, los compañeros del dios y el rey de los bosques presentan un aspecto terrorífico pero todos podrían, no obstante, ser domados.
   Este dios monstruoso carece de paralelo en la antgüedad, ya sea clásica o bárbara. Sin embargo, ese señor de los animales salvajes, de los cuales toma la fuerza renaciente de la cornamenta, dios también de los animales domésticos más poderosos (el toro), ya existía, mucho tiempo antes de nuestra era, en el valle del Indo: un sello del cuarto o tercer milenio muestra a un dios cornudo con el rostro simiesco sentado con las piernas cruzadas; a su lado aparecen las bestias salvajes: un león, un elefante, un rinoceronte, un bóvido con unos cuernos inmensos; por debajo se aprecian unos cuadrúpedos. Con todo, el equivalente exacto de Cernunnos no existe más que entre los celtas, en cuyo dominio podemos evocar también, a propósito de las dos serpientes cornudas que rodean el torso del dios para venir a comer sobre sus rodillas, el terrible reptil de la epopeya irlandesa que se desliza por la cintura de un héroe, Conall, sin causarle el menor daño.

Cernunnos entre Apolo y Mercurio. Estela votiva. Reims. Fotografía Giraudon.



   Determinadas características del dios, sin embargo, no le pertenecen en exclusiva. La cornamenta la lleva también una diosa que aparece sentada con las piernas cruzadas y sosteniendo el cuerno de la abundancia, representada por dos estatuillas de bronce. ¿Las tres caras? Mercurio, al igual que algunos dioses y diosas que para nosotros son anónimos, también las tiene. La serpiente con cabeza de carnero acompaña a Mercurio y aun "Marte" galorromano. Por último, la postura en la que aparece, sentado con las piernas cruzadas, es la misma de las estatuas de piedra, prerromanas, de la Narbonense, de algunos dioses galorromanos no identificados, de Mercurio... Dicho de otro modo, no existe "el dios tricéfalo", "el dios sentado con las piernas cruzadas", "el dios con cornamenta de ciervo", y mucho menos aún "el dios cornudo": existe un aspecto, una postura, uno o varios atributos (cuernos, de toro o de carnero, deben ser rigurosamente distinguidos de la cornamenta de los cérvidos), que divinidades diversas pueden presentar. Y en lo que respecta a la postura, ésta parece responder a las costumbres celtas: de acuerdo con Estrabón, "los celtas comen sentados sobre yacijas".
   Si el vaso de Gundestrup pertenece, como se tiende a creer hoy en día, a las reproducciones "istrpónticas" del Bajo Danubio y a la primera mitad del siglo ! aC., nos ofrece la única representación segura de Cernunnos que conozcamos fuera de la Galia, sobre todo entre los celtas del este: ni la placa de bronce de Popesti (Rumanía), ni la estatuilla del mismo metal de Lukaszewka (Moldavia), en la que aparece un personaje sentado con las piernas cruzadas y con un collar, le representan con seguridad. Si la dedicatoria a Iupiter Cernenus hace referencia al mismo dios, sería el único caso conocido de la existencia de su nombre fuera de la Galia. No obstante, el culto podría haber conocido una enorme difusión en el mundo céltico continental. No es evidente, aunque tampoco imposible, que la palabra gala Cernunnos haya dejado rastros en la toponimia francesa: el nombre de Sanon, como ya hemos señalado, tiene Cernuno como la forma más antigua conocida; quizá Cernon sur Coole (marne) tenga el mismo origen. Más arriesgado sería ver en el dios o genio con cornamenta de ciervo Herne, habitante de los bosques (al que Shakespeare invoca en el último acto de Las alegres comadres de Windsor) a un descendiente de Cernunnos: probablemente el nombre, e incluso el personaje, pertenece al período anglosajón. Por el contrario, la cornamenta con la que aparece el Diablo en algunos monumentos de la escultura irlandesa (Ahenny y Clonmacnoise) y románica (catedral de Parma) así como en los manuscritos miniados (Libro de Bobbio, Salterio de Stuttgart), podría muy bien derivar de un Cernunnos convertido para los cristianos en un viejo demonio del paganismo derrotado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Germanos y nórdicos. Los elementos de lo sagrado

El estudio de las mitologías germana y nórdica presenta antes que nada graves dificultades sobre todo a los documentos con los que contamos para intentar conocerlas: o bien son de carácter arqueológico y, como tales, raras veces permiten certezas absolutas; o bien son de naturaleza literaria (runas, poemas édicos y escáldicos, testimonios de observadores no germánicos, más tarde las sagas islandesas) y, en ese caso, presentan importantes problemas de interpretación o de desciframiento. Por poner tan sólo algunos ejemplos, las runas son antiguas y hacen su aparición hacia el siglo III de nuestra era, pero los especialistas todavía se preguntan acerca de su significado; nuestras dos fuentes principales, complementarias por otra parte, la Edda poética y la Edda de Snorri Sturluson, fueron compuestas, en la forma en que las conocemos, en el siglo XIII por literarios formados en la cultura cristiana quienes, con frecuencia, ya no entendían (y, en cualquier caso, ya no vivían) aquello de lo

El solsticio de verano

El calendario por el cual nos regimos es el gregoriano, una modificación del calendario romano del cual conservamos los nombres de los meses, 365 días. Los dos grandes relojes naturales en los cuales están basados los calendarios son el sol y la luna, y eran los indicadores más claros para la gente de la sociedad antigua, básicamente agraria, para localizar y celebrar rituales dentro del espacio y del tiempo. En una sociedad que vive en el campo y de los recursos del campo, la interpretación del espacio y del tiempo forzosamente está condicionada por la relación existente entre el estado de la naturaleza y de las cosechas y el momento solar y lunar en que se encuentra el año. La trayectoria influye marcadamente en la naturaleza. El sol es el reloj más minucioso. A demás de marcarnos el paso de los meses nos indica cada hora del día; es el elemento masculino, identificado siempre con la vida y convertido por la mayoría de las culturas antiguas como objeto de ador

La mitología gitana - ritos mágicos y femineidad

Los gitanos creen en una multitud de seres sobrenaturales, buenos o malos espíritus, que ejercen su influencia a lo largo de toda su existencia. Esta creencia aparece en numerosos relatos y ritos mágicos. La importancia de esos numerosos espíritus nos podría llevar a admitir una forma de politeísmo entre los gitanos. La adopción por parte de los gitanos de una religión monoteísta oficial (cristianismo o Islam) les impedía ver en esos espíritus "dioses" en el sentido clásico; pero no por ello dejan de participar en el absoluto de lo divino, puesto que condicionan la existencia de los mortales. Por otro lado, su carácter funcional explica su multiplicidad. La aculturación general de los gitanos actuales hace que resulte difícil determinar los orígenes de estas creencias míticas, especie de estratos de una conciencia religiosa "sedimentada", en la que pueden disntiguirse restos de influencias de las diversas poblaciones junto a las que los gitanos se han establecido en