La primera mitad del siglo XVII es de especial interés por ser tan parecido a nuestro tiempo y tan diferente a la vez. En pocos periodos, excepto el nuestro han cambiado las creencias tan rápidamente.
En el siglo XVI fue cuando la comunidad Europea se rompió y los disidentes religiosos trajeron una nueva guerra, la nacionalidad y la soberanía asumieron otro aspecto y los navegantes descubrieron un nuevo continente. Los estandares éticos del cristianismo sobrevivieron en la mayoría de lugares y más particularmente en Inglaterra. Los fundamentos medievales permanecieron incuestionables hasta el comienzo del siglo XV, luego todo entró en crisol.
Cuando todo estaba siendo reconsiderado, se estaba forjando una nueva ciencia, era natural poner en duda los fundamentos de las antiguas creencias. De estos cuestionamientos surgió el interés en la literatura del siglo XV. Era un periodo escéptico y crédulo.
En la europa moderna
Los puritanos llevaron a cabo una de las revoluciones más radicales en la historia de Europa hablando de "lo bueno" y de la vieja causa. Se pronunciaron sobre creencias y costumbres profundamente arraigadas. Aún en el siglo XVII se advertían estas corrientes de pensamiento. Comenzaron a apreciarse los cambios de hábitos y las vestimentas, tres comidas al día, tabaco, café y té, nuevos inventos y curiosidad por la modernidad. En este momento fue cuando la universidad medieval finalmente desapareció, el ejercito parlamentario de aristócratas y soldados se convirtió en un zoológico de creencias, extravagancias y rarezas.
En el siglo XIX
Se llevaron a cabo investigaciones sobre cada objeto presentado al hombre y sobre el hombre mismo. La curiosidad sobre el pasado remoto los condujo al personaje mítico del hombre cueva. Se suponía que el hombre de las cavernas tenía nocionesmágicas y su concepción sobre el nombre de una cosa sería más que una etiqueta conveniente, lo haría tener una conexión divina y oculta con la cosa misma. De esta creencia popular y profundamente arraigada se fundó toda magia, del mismo modo el juego de palabras adquirió un significado intelectual con más importancia de la que tiene hoy.
La ciencia de principios del siglo XVI se fundó en la concepción teocéntrica basada en el universo ptolemaico: una serie de globos céntricos, nueve esferas, estrellas fijas, los siete planetas y la luna, con la tierra como núcleo pequeño que colgaba en el caos. De acuerdo con esta concepción el universo entero estaba interrelacionado, el aspecto de las estrellas influyó en el hombre y la vegetación por igual. A mediados del siglo XVI esta estructura cuidadosamente construida estaba empezando a desmoronarse, pero en las mentes de los hombres existía aún esta suposición.
Las creencias fundamentales a menudo se traicionan más por supersticiones que por credos. Las supersticiones son el resultado de nuestras incertidumbres y perplejidades no de nuestras certezas. Las supersticiones y creencias falsas persistían en los tiempos paganos, esto condujo a las creencias cristianas, por lo que uno podría ser desarraigado, y estas fueron en gran medida las creencias del país del siglo XVII. El hombre educado tenía sus supersticiones que estaban firmemente arraigados en la creencia en la autoridad. En el universo racional y graduado el hombre pensante fue la base de la razón humana, esta teología podría construir una imagen de lo que debe ser el universo, sin demasiada búsqueda en hechos individuales para confirmarlo. En los lugares salvajes en el norte de Inglaterra y en otras partes periféricas del reinado había muchos que eran aparentemente paganos. Y ahí fueron pocos o muy pocos satanistas entre las brujas y los devotos de la magia.
Muchas brujas practicaron sus ritos mágicos como hacían muchos campesinos irlandeses, bajo la observancia cristiana, sin ninguna cohesión entre las dos partes, posiblemente porque la mayoría de las creencias eran bastante irreconciliables al mismo tiempo. Es tan dificil generalizar sobre las creencias de ese momento como sobre el nuestro, ya que había una gran diferencia entre la vida plenamente consciente del hombre intelectual educado, cuyo comercio cultural y occidental hizo que estuviera disponible para él, creando un abismo con las nociones tenues e inconexas del campesino salvaje. El número de personas bien enraizadas en cosas tradicionales era mayor antes de la revolución industrial y a mediados del siglo XVI hasta el estallido de la guerra civil, la alfabetización creció y el abismo entre clase y clase se volvió más estrecho. En muchas escuelas rurales fue posible la educación aunque limitada al estudio general de la Biblia que fue una educación en sí misma.
Entre los pobres y los ricos se apreció una transformación intelectual. Podemos imaginar Inglaterra tan parecida y tan diferente a lo que es hoy. Fue un tiempo de ansiosa curiosidad intelectual, eran más insensibles a algunas cosas ymás sensibles a lo demás. Hubo muchas supersticiones y sin embargo vivían más cercanos a la realidad que ahora. La muerte y el dolor no estaban ocultos como lo estan ahora y muchos eran religiosos.
El tratamiento literario de la creencia en las hadas era de interés literario y social. Las hadas llegaron para discutir con todo lo demás y el cambio de opiniones sobre estos seres era gradual. El período de la época isabelina junto con el ascenso del escritor Yeoman hizo un resurgimiento social entorno al gran período de la literatura de las hadas. Los seres feéricos de la literatura medieval habían sido de gran embergadura, muchas de ellas hechiceras en vez de hadas, aunque hubo una huella fortuita del espíritu de la naturaleza en ellas. Las hadas pequeñas eran conocidas por la tradición y muchos autores nos hablan de ellas. Pero el cuento de hadas estaba cerca de la herejía y era imprudente exhibir demasiado conocimiento de las hadas. Cuando el miedo a la herejía se alzó las hadas pasaron a formar parte de una maquinaria poética en Inglaterra.
Los escritores las conocían bien por sus madres y abuelas y lo transmitieron a los lectores que las llegaron a amar como a sus familiares. Esta creencia llegó a la corte y a todo el país que descansaba en una especie de media creencia agradable. Los poetas podían creer en las hadas como sus compañeras, otros creían en ellas como meras supersticiones de los saberes espirituales, a veces dificilmente podemos estar seguros de nuestras propias creencias sobre ellas, pero estas son meras discusiones y cuestionamientos de la época que ponen a prueba de fuego algunas creencias.
Los anticuarios proporcionaron una buena cantidad de evidencias. Mrece la pena examinar donde se encuentran algunas de las flores más selectas de la poesía del país, Shakespeare, Drayton y Herrick y las Edas de Giraldus Cambrensis.
The Anatomy of puck - Katharine Briggs
En el siglo XVI fue cuando la comunidad Europea se rompió y los disidentes religiosos trajeron una nueva guerra, la nacionalidad y la soberanía asumieron otro aspecto y los navegantes descubrieron un nuevo continente. Los estandares éticos del cristianismo sobrevivieron en la mayoría de lugares y más particularmente en Inglaterra. Los fundamentos medievales permanecieron incuestionables hasta el comienzo del siglo XV, luego todo entró en crisol.
Cuando todo estaba siendo reconsiderado, se estaba forjando una nueva ciencia, era natural poner en duda los fundamentos de las antiguas creencias. De estos cuestionamientos surgió el interés en la literatura del siglo XV. Era un periodo escéptico y crédulo.
En la europa moderna
Los puritanos llevaron a cabo una de las revoluciones más radicales en la historia de Europa hablando de "lo bueno" y de la vieja causa. Se pronunciaron sobre creencias y costumbres profundamente arraigadas. Aún en el siglo XVII se advertían estas corrientes de pensamiento. Comenzaron a apreciarse los cambios de hábitos y las vestimentas, tres comidas al día, tabaco, café y té, nuevos inventos y curiosidad por la modernidad. En este momento fue cuando la universidad medieval finalmente desapareció, el ejercito parlamentario de aristócratas y soldados se convirtió en un zoológico de creencias, extravagancias y rarezas.
En el siglo XIX
Se llevaron a cabo investigaciones sobre cada objeto presentado al hombre y sobre el hombre mismo. La curiosidad sobre el pasado remoto los condujo al personaje mítico del hombre cueva. Se suponía que el hombre de las cavernas tenía nocionesmágicas y su concepción sobre el nombre de una cosa sería más que una etiqueta conveniente, lo haría tener una conexión divina y oculta con la cosa misma. De esta creencia popular y profundamente arraigada se fundó toda magia, del mismo modo el juego de palabras adquirió un significado intelectual con más importancia de la que tiene hoy.
La ciencia de principios del siglo XVI se fundó en la concepción teocéntrica basada en el universo ptolemaico: una serie de globos céntricos, nueve esferas, estrellas fijas, los siete planetas y la luna, con la tierra como núcleo pequeño que colgaba en el caos. De acuerdo con esta concepción el universo entero estaba interrelacionado, el aspecto de las estrellas influyó en el hombre y la vegetación por igual. A mediados del siglo XVI esta estructura cuidadosamente construida estaba empezando a desmoronarse, pero en las mentes de los hombres existía aún esta suposición.
Las creencias fundamentales a menudo se traicionan más por supersticiones que por credos. Las supersticiones son el resultado de nuestras incertidumbres y perplejidades no de nuestras certezas. Las supersticiones y creencias falsas persistían en los tiempos paganos, esto condujo a las creencias cristianas, por lo que uno podría ser desarraigado, y estas fueron en gran medida las creencias del país del siglo XVII. El hombre educado tenía sus supersticiones que estaban firmemente arraigados en la creencia en la autoridad. En el universo racional y graduado el hombre pensante fue la base de la razón humana, esta teología podría construir una imagen de lo que debe ser el universo, sin demasiada búsqueda en hechos individuales para confirmarlo. En los lugares salvajes en el norte de Inglaterra y en otras partes periféricas del reinado había muchos que eran aparentemente paganos. Y ahí fueron pocos o muy pocos satanistas entre las brujas y los devotos de la magia.
Muchas brujas practicaron sus ritos mágicos como hacían muchos campesinos irlandeses, bajo la observancia cristiana, sin ninguna cohesión entre las dos partes, posiblemente porque la mayoría de las creencias eran bastante irreconciliables al mismo tiempo. Es tan dificil generalizar sobre las creencias de ese momento como sobre el nuestro, ya que había una gran diferencia entre la vida plenamente consciente del hombre intelectual educado, cuyo comercio cultural y occidental hizo que estuviera disponible para él, creando un abismo con las nociones tenues e inconexas del campesino salvaje. El número de personas bien enraizadas en cosas tradicionales era mayor antes de la revolución industrial y a mediados del siglo XVI hasta el estallido de la guerra civil, la alfabetización creció y el abismo entre clase y clase se volvió más estrecho. En muchas escuelas rurales fue posible la educación aunque limitada al estudio general de la Biblia que fue una educación en sí misma.
Entre los pobres y los ricos se apreció una transformación intelectual. Podemos imaginar Inglaterra tan parecida y tan diferente a lo que es hoy. Fue un tiempo de ansiosa curiosidad intelectual, eran más insensibles a algunas cosas ymás sensibles a lo demás. Hubo muchas supersticiones y sin embargo vivían más cercanos a la realidad que ahora. La muerte y el dolor no estaban ocultos como lo estan ahora y muchos eran religiosos.
El tratamiento literario de la creencia en las hadas era de interés literario y social. Las hadas llegaron para discutir con todo lo demás y el cambio de opiniones sobre estos seres era gradual. El período de la época isabelina junto con el ascenso del escritor Yeoman hizo un resurgimiento social entorno al gran período de la literatura de las hadas. Los seres feéricos de la literatura medieval habían sido de gran embergadura, muchas de ellas hechiceras en vez de hadas, aunque hubo una huella fortuita del espíritu de la naturaleza en ellas. Las hadas pequeñas eran conocidas por la tradición y muchos autores nos hablan de ellas. Pero el cuento de hadas estaba cerca de la herejía y era imprudente exhibir demasiado conocimiento de las hadas. Cuando el miedo a la herejía se alzó las hadas pasaron a formar parte de una maquinaria poética en Inglaterra.
Los escritores las conocían bien por sus madres y abuelas y lo transmitieron a los lectores que las llegaron a amar como a sus familiares. Esta creencia llegó a la corte y a todo el país que descansaba en una especie de media creencia agradable. Los poetas podían creer en las hadas como sus compañeras, otros creían en ellas como meras supersticiones de los saberes espirituales, a veces dificilmente podemos estar seguros de nuestras propias creencias sobre ellas, pero estas son meras discusiones y cuestionamientos de la época que ponen a prueba de fuego algunas creencias.
Los anticuarios proporcionaron una buena cantidad de evidencias. Mrece la pena examinar donde se encuentran algunas de las flores más selectas de la poesía del país, Shakespeare, Drayton y Herrick y las Edas de Giraldus Cambrensis.
The Anatomy of puck - Katharine Briggs
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