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Ritual adivinatorio de las ondinas

Niu de làliga (Alcover)

Dentro de la amplia variedad de los llamados seres de lo invisible las ondinas se supone que son mujeres dotadas de una especial belleza y cuya finalidad es seducir a los hombres. Podemos encontrar ondinas en numerosas partes del mundo, aunque el ritual que veremos a continuación parece entroncar directamente en algunas de las tradiciones nórdicas.


En teoría una ondina es una dama de pequeño tamaño, pero dotada de un gran poder de seducción. Se dice de ellas que tienen largos cabellos que a veces peinan con fines mágicos y que incluso quien consiga obtener un mechón de ondina, estará siempre protegido de las inclemencias del tiempo, las tormentas marinas y las adversidades de la vida.
El lugar natural en el que presuntamente habitan las ondinas es el agua, no es de extrañar, por tanto, que se las vincule con el terreno de las emociones y concretamente con el amor. De hecho de la misma forma que se asegura que las ondinas tienen la misión de proteger y velar por la felicidad y el bienestar de los navegantes, también indica la tradición que justamente en las orillas de ríos y lagos, se manifiestan bajo las aguas efectuando seductoras posiciones para así capturar a quien las ve.
El ritual que efectuaremos seguidamente pertenece a la antigua tradición nórdica y tiene por objeto visualizar en el agua el rostro de la persona que un día nos amará. El rito toma como base la leyenda de que la ondina se aparece bajo las aguas. Se trata de una ceremonia muy sencilla, exclusivamente destinada a los hombres. Al parecer los marineros solteros, antes de partir en ruta de pesca o viaje de guerra y conquista, llevaban a cabo esta práctica y le pedían a las ondinas que les mostrasen el rostro de la que sería su amada.

Indicaciones

Obtener protección en el amor y las relaciones de pareja. En este caso se trata de pedirles a las ondinas que velen por el mantenimiento de nuestra pareja.
Lograr visualizar el rostro de la persona amada. Se trata de conseguir ver un rostro en el interior del agua o una imagen que nos genere una visión de alguna persona amada.

Materiales

Un puñado de frutos secos con cáscara, como nueces, castañas, avellanas, bellotas o almendras. Según cuenta la leyenda a las ondinas les encanta este tipo de alimento que ellas al no poder salir del agua no pueden tomar por sí mismas.
Pequeñas piedras, tantas como números de años tengamos.
Una moneda de curso legal, que utilizaremos como ofrenda de agradecimiento al finalizar el ritual.

Realización

El mejor lugar para llevar a cabo esta práctica es, sin lugar a dudas, cerca de un río o lago al que podamos acceder para bañarnos sin peligro alguno y con una cierta privacidad.
Antes de comenzar con la práctica debemos meditar al respecto de nuestros objetivos, es decir, sobre la finalidad que tiene el ejercicio a ejecutar. Lo ideal será sentarnos en la orilla y al tiempo que miramos las aguas, nos concentraremos en el motivo que nos ha llevado hasta allí.
En el caso que estemos deseando la protección de las criaturas invisiblespara nuestra relación sentimental, debemos cerrar los ojos e imaginarnos junto a la pareja en actitud de felicidad. Si lo que pretendemos es conocer el rostro de nuestra futura pareja, como es lógico, debemos desechar de nuestra mente la imagen de cualquier persona, para ello lo mejor será vernos a nosotros mismos. Si fijamos la atención en la imagen de nuestro rostro, nos resultará más fácil no perder la concentración. 

Tras los periodos de reflexión anterior procederemos a instroducirnos en el agua llevando en la mano dominante un puñado de frutos secos.
Debemos permanecer de pie en el agua, sumergir en ella la mano que porta la ofrenda de frutos para las ondinas y abrirla lentamente, dejando que la corriente se encargue de repartir el alimento.
Una vez hayamos repartido el alimento y manteniendo una profunda actitud de relajación y de respeto por lo que estamos haciendo debemos sumergirnos en el agua, hundiéndonos totalmente en ella. En el caso de no saber nadar, bastará con que nos agarremos a un saliente de la orilla y nos pongamos en cuclillas sumergiéndonos al máximo. Lo más importante es que durante breves segundos toda nuestra cabeza quede sumergida en el agua.
Tras el bautizo ceremonial procederemos a salir del agua, nos vestiremos y nos sentaremos de cara al lugar en el que hemos efectuado el baño. De nuevo llevaremos a nuestramente el objetivo por el que estamos en dicho lugar. Pasados unos minutos de reflexión efectuaremos la siguiente invocación:

"Poderosas ondinas, emperatrices de las aguas, reinas de los fondos marinos, princesas de las olas, escucharme. Vengo a vosotras con la humildad que todo humanos debe tener para con los otros seres que habitan estos parajes.
Vengo con respeto y cariño. Me he sumergido y purificado en las aguas que vosotras gobernáis, os he ofrecido los presentes de la tierra y ahora pido vuestra ayuda."

Tras la invocación procederemos a tomar otra porción de frutos secos que iremos lanzando de uno en uno al agua, siempre en dirección a la zona de baño y con los ojos cerrados. Cada vez que lancemos un fruto debemos pensar en el objetivo por el que estamos allí. Si buscamos protección afectiva al lanzar diremos "quiero proteger mi amor". En el caso que estemos buscando conocer a nuestra pareja, indicaremos "quiero descubrir mi amada".
Acto seguido nos acercaremos al agua de forma que podemos observarla bien. Después procederemos a ir lanzando las piedras que representan los años que tenemos. Cada vez que tiremos una piedra formará una onda, que debemos observar atentamente. Hasta que la onda no desaparezca no tiraremos una nueva piedra.

Al realizar el punto anterior no debemos tener prisa. Tenemos que dejar que las aguas sigan su curso normal. El tiempo de observación de las ondas será lo que determinará que tengamos o no una visión. Tras lanzar la ultima piedra esperaremos unos instantes y luego daremos por finalizado el ritual.
Puede que durante la observación veamos algún rostro o que venga a nuestra mente la imagen de una persona conocida o no. Debemos retenerla en la mente pues ése será el resultado del ritual. 
Como siempre que trabajamos con energías mágicas los resultados deben tomarse con mucha prudencia y reflexionar con calma.
En ocasiones el operador no percibe resultado alguno y sucede que horas después del ritual e incluso cuando duerme sueña con alguna imagen que alude a lo que ha consultado. Por supuesto, no queremos engañar a nadie, a veces el resultado no se produce, quizás haya fallado la concentración.
Una vez hayamos finalizado la fase de visión de las aguas procederemos a efectuar una invocación de agradecimiento:

"Moradoras de las aguas, Grandes Señoras del líquido
elemento, reino de las emociones, gracias por estar conmigo. 
Gracias por recibirme, por acompañarme y por permitir que haya
compartido con vosotras estos momentos tan especiales.
He venido a vosotras con respeto y amistad. Os he ofrecido los alimentos
de la tierra y ahora, como amigo, marcho y os entrego un último presente: el metal de los hombres."

Tras la invocación anterior nos pondremos en pie y con los ojos cerrados, lanzaremos al agua la moneda que simboliza el presente de agradecimiento. 


Extracto del libro

"El gran libro de los rituales"

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